1º CICLO DE ÉPOCA DEL CLUB DE LA MANZANA

LA GRAN DEPRESIÓN AMERICANA

LECTURAS

17 de enero: De ratones y hombres de John Steinbeck
El Villorio de William Faulkner
¿Acaso no matan a los caballos? de Horace Mc Coy


Club Social de Aljarasol en Mairena del Aljarafe, Avda. de la Constitución a las 19:00.

miércoles, 11 de abril de 2012

LOS ASESINOS OCULTOS de Robert Wilson


PROPUESTAS DE LECTORES (Lula)

Como en los otros casos del comisario Falcón, la acción transcurre en Sevilla. Esta vez, alejada de los barrios elegantes, se centra en El Cerezo, en el distrito de la Macarena, un barrio de bloques de pisos, clase media baja, con un aumento de la población inmigrante. El comisario Falcón se encuentra asistiendo a una autopsia en el Anatómico Forense de la Macarena cuando una explosión hace temblar las ventanas. La columna de humo se ve al norte y muy cerca. Falcón corre hacia ella para encontrarse con el horror: un bloque entero de viviendas completamente destruido, personas ensangrentadas caminado entre el humo, gente histérica gritando y llorando. Enseguida se pone en marcha la maquinaria prevista para los desastres: bomberos, médicos, ambulancias,  policías, periodistas, televisiones carroñeras, etc.
Como se ha cometido un delito, Falcón insiste en investigarlo como cualquier crimen. Las cosas no son tan sencillas, en la planta baja del bloque había una mezquita así que se disparan todas las alertas previstas para el terrorismo islamista, intervienen el CNI y el CGI, incluso Mark Flowers un antiguo conocido que trabaja para la CIA.
En esta novela volvemos a encontrarnos con Inés, el juez Calderón, Consuelo Jiménez, Alicia Aguado y los inspectores Ramírez y Ferrera, personajes de las anteriores aventuras de Falcón. 
Y no digo más, mejor leerla pues la trama es compleja, no todo es lo que parece y se tocan muchos palos.
Exceptuando una breve introducción, toda la acción se centra entre el 5 y el 10 de junio de 2006. Cinco días intensos relatados hora a hora con gran maestría descriptiva y buen pulso en los diálogos y la dosificación de la intriga, por este escritor inglés que conoce muy bien Sevilla y los entresijos de la investigación criminal en esta ciudad.

martes, 3 de abril de 2012

DONDE HABITAN LAS MUJERES (Este mes en el periódico de Mairena)


DONDE HABITAN LAS MUJERES (Mujeres novelistas actuales) Yeyi

Históricamente, las mujeres han sido marginadas en el campo literario, o relegadas a jugar el papel de musa. Hoy tienen más visibilidad que nunca, si bien todavía hay los que encasillan sus obras en la categoría de literatura femenina. Pero, ¿existe la literatura femenina?, ¿escriben igual los hombres y las mujeres? y ¿son las mujeres poseedoras de un sentimiento especial a la hora de plasmar una historia?
Según palabras de la escritora Ana María Matute: "A lo mejor la mujer tiene una mirada diferente, pero no acabo de ver muy claro ese asunto, porque también la literatura es una, me da igual que esté escrita por un hombre que por una mujer. Hay libros buenos y libros malos, punto". Es posible, que en la actualidad la escritura femenina con los logros sociales conseguidos por las mujeres, sea cada vez más parecida a la literatura masculina, pero evidentemente no ha sido así a lo largo de los siglos anteriores.
La sociedad educaba a la mujer para desempeñar papeles eminentemente pasivos: casamiento, gestación, parto, lactancia. La actividad femenina consistía en recibir y aceptar. Hechos estos muy distintos a la decisión personal de ponerse a escribir, escoger el tema, el género, decidir y elegir.
Como primera representante de la literatura femenina contemporánea, me gustaría dar a conocer a Angela Figuera Aymerich, a la que he tenido acceso recientemente. Un personaje que me ha fascinado no solo por como escribe sino también por su trayectoria vital. A la poesía siempre me ha costado trabajo acceder, pero esta autora es tan sencilla en sus planteamientos y tan directa con su contenido que resulta difícil sustraerse a ella, y creo que es una gran exponente de  lo diferente que puede llegar a ser la forma de escribir de las mujeres.

ANGELA FIGUERA AYMERICH (Bilbao, 1902-Madrid, 1984) Ángela Figuera es la gran voz femenina de la denominada «poesía social»
Profesora de lengua y literatura en enseñanzas medias, en 1932 contrae matrimonio con el ingeniero Julio Figuera Andú y es destinada en el Instituto de Educación Secundaria de Huelva. La Guerra Civil les atrapa en Madrid. Julio, de ideología socialista, se alista en el bando republicano. El 30 de diciembre de 1936 nace su único hijo, Juan Ramón, en medio de un bombardeo. En febrero de 1937 todos son evacuados a Valencia y poco después es destinada al Instituto de Alcoy. Finalizada la guerra, perdió su título universitario por haber apoyado al bando republicano, y al igual que el resto de la familia, quedó literalmente en la calle, sin trabajo ni bienes. La familia Figuera entonces decidió trasladarse a Madrid, en el convencimiento de que allí pasarían más fácilmente desapercibidos y podrían salir adelante. Los primeros años de la posguerra fueron especialmente duros para los derrotados; el caso de Ángela Figuera no fue una excepción. Sin embargo, poco a poco fueron recuperándose y encontrando un nuevo equilibrio familiar. En este contexto, Ángela vuelve a retomar una de sus aficiones juveniles: escribir. En 1948, animada por su esposo Julio, publica su primer libro, Mujer de barro; un año más tarde aparece Soria pura. Se trata de una poesía simbolista que pronto deja paso a lo que ella llamaría etapa preocupada en la que la escritora conecta con los grandes problemas de la sociedad contemporánea: el absurdo de la existencia, la falta de libertad, la miseria, la guerra. En 1952 empieza a trabajar en la Biblioteca Nacional de Madrid, y algún tiempo más tarde se incorpora al servicio de “bibliobuses” de la misma que trataba de acercar la cultura a los barrios marginales y periféricos de Madrid. A lo largo de todos estos años Ángela actúa como una intelectual disidente, crítica con el franquismo, que no duda en publicar en el extranjero cuando considera que la censura no se lo iba a permitir en el interior. Así se publica en 1958 en México Belleza cruel, libro que merecerá un prólogo del poeta exiliado León Felipe. En 1961 se reúne con su esposo en Avilés, donde Julio Figuera trabajaba como ingeniero. Este hecho la alejará definitivamente del mundo literario. En 1966 visita la Unión Soviética y en 1969, México. Con la jubilación del marido en 1971 el matrimonio se traslada de nuevo a Madrid. En esos años la escritora se siente cansada; considera que no es capaz sino de reiterar una y otra vez sus mensajes. Al mismo tiempo se muestra muy crítica con la forma en la que se está llevando el proceso de la llamada transición política. Finalmente, tras varios meses de convalecencia muere el 2 de abril de 1984. Sus Obras completas se publicaron póstumas en 1986.
Su poesía fue considerada «tremendista». Sin embargo, si destaca un tema en su obra fue el de la maternidad, su obra tiene una visión del mundo marcada por su perspectiva de madre y mujer, que se contempla de una forma no idealizada y con rebeldía típicamente feminista, aspecto en el que cabe buscar su originalidad. La mujer es vista como esposa y madre de familia, pero a la vez como sujeto activo del cambio social. Después de una etapa en la poesía desarraigada claramente existencialista, pasó a la poesía social en colaboración con poetas como Gabriel Celaya y de Blas de Otero,su lenguaje es sencillo, tratando siempre de que su mensaje llegue a las gentes. Recibió los elogios de Juan Ramón Jiménez, León Felipe, o Pablo Neruda entre otros.

NO QUIERO

No quiero
que los besos se paguen
ni la sangre se venda
ni se compre la brisa
ni se alquile al aliento.

No quiero
que el trigo se queme y el pan se escatime.

No quiero
que haya frío en las casas,
que haya miedo en las calles,
que haya rabia en los ojos.

No quiero
que en los labios se encierren mentiras,
que en las arcas se encierren millones,
que en la cárcel se encierre a los buenos.

No quiero
que el labriego trabaje sin agua,
que el marino navegue sin brújula,
que en la fábrica no haya azucenas,
que en la mina no vean la aurora,
que en la escuela no ría el maestro.

No quiero
que las madres no tengan perfumes,
que las mozas no tengan amores,
que los padres no tengan tabaco,
que a los niños les pongan los Reyes camisetas de punto y cuadernos.

No quiero
que la tierra se parta en porciones,
que en el mar se establezcan dominios,
que en el aire se agiten banderas,
que en los trajes se pongan señales.

No quiero
que mi hijo desfile,
que los hijos de madre desfilen
con fusil y con muerte en el hombro;
que jamás se disparen fusiles,
que jamás se fabriquen fusiles.

No quiero
que me manden Fulano y Mengano
que me fisgue el vecino de enfrente,
que me pongan carteles y sellos,
que decreten lo que es poesía.

No quiero
amar en secreto,
llorar en secreto,
cantar en secreto.

No quiero
que me tapen la boca
cuando digo NO QUIERO.