1º CICLO DE ÉPOCA DEL CLUB DE LA MANZANA

LA GRAN DEPRESIÓN AMERICANA

LECTURAS

17 de enero: De ratones y hombres de John Steinbeck
El Villorio de William Faulkner
¿Acaso no matan a los caballos? de Horace Mc Coy


Club Social de Aljarasol en Mairena del Aljarafe, Avda. de la Constitución a las 19:00.

sábado, 16 de enero de 2010

LA CHICA EINSTEIN - Philip Sington

PROPUESTAS DE LECTORES (Sales)


La historia empieza con la enigmática aparición de una chica medio desnuda y en estado de coma en un bosque cercano a Berlín. Cuando la desconocida por fin despierta no recuerda nada, ni siquiera su nombre. La única pista que puede arrojar luz sobre el misterio es un folleto que anuncia  una conferencia de Einstein y que la chica llevaba encima cuando la encontraron.
Los periódicos pronto se hacen eco del caso y la  joven aparece en todas las portadas de todos los rotativos de la ciudad. Pero nadie la reclama, nadie la conoce, por lo que se comienza a sospechar que puede tratarse de un fraude, de una impostora o incuso de una espía.
Sin embargo Martin kirsch, psiquiatra poco convencional para la época, está convencido de que la amnesia de su paciente es debida a un trauma derivado de algún fuerte shock y está decidido a llevar la investigación hasta el final para poder conocer la verdadera identidad de la joven de la que está perdidamente enamorado.
Corre el año 1932 y en Europa se están produciendo importantes cambios en el ámbito científico además de en el político.
Por un lado tenemos una incipiente ciencia llamada psicología, que intenta etiquetar y tratar toda clase de enfermedades mentales, como esquizofrenia y similares, con una serie de métodos experimentales que poco o nada tienen que ver con la ciencia y mucho con la brutalidad y la barbarie, y de la que Hitler se aprovecha una vez conseguido el poder para llevar a cabo su Operación T4, que acabó con la vida de 250.000 deficientes mentales y 400.000 esterilizaciones forzosas.
De otro lado tenemos a uno de los más famosos científico de toda la historia, Albert Einstein, volviendo todas las leyes de Newton del revés y postulando que el espacio y el tiempo son deformados por la presencia de ciertos cuerpos y acontecimientos, teoría que rompe con las referencias absolutas y con el mundo hecho a la medida de los sentidos humanos. Uno suele pensar que un minuto es un minuto, que una distancia es una distancia y que todo se mide a partir de eso.  Einstein fue capaz de probar que todo eso es una mera ilusión.
En la obra se nos muestra la figura de este genio a través de su vida personal y familiar durante los  años que pasó en Europa central antes de convertirse en ciudadano norteamericano, de la que parece que el autor está magníficamente documentado y de la que a mi entender no sale demasiado bien parado. ¿Hay que vivir una vida sobrehumana para tener ideas sobrehumanas? ¿Dónde termina la genialidad y dónde comienza la locura? ¿Se debe sacrificar al amor por el ansia de conocimiento?
Una lectura muy entretenida, donde historia y ficción se mezclan de manera inteligente y coherente, una trama perfectamente ligada y un final sorprendente.

miércoles, 13 de enero de 2010

EL PAÍS DE LAS SOMBRAS LARGAS - Hans Ruesch


PROPUESTAS DE LECTORES (Sales)

Esta novela nos lleva de la mano hasta un mundo desconocido, distinto, inimaginable e incomprensible para nuestra percepción de la vida.
Aquí las noches duran casi seis meses y cuando llega el día, y con él el verano, la temperatura no supera los diez grados bajo cero.
En un país donde las condiciones de vida son extremas, la compañía humana es el más preciado de los bienes, la familia  juega un papel fundamental. Las mujeres son imprescindibles, pero no hay muchas.
Nuestra historia comienza cuando Enenek, un joven Inuit, decide buscar esposa, harto ya de  sentirse avergonzado por tener que pedir prestada las mujeres a los demás hombres para reír un rato con ellas, porque hay dos cosas que un Inuit (hombre en su idioma) no puede negarse a prestar: el cuchillo y la mujer.
Y encuentra lo que buscaba en Asiak, una joven fuerte y robusta que sin duda sabe desempeñar a la perfección el papel que de ella se espera.
 En esta tierra inhóspita la nueva familia intentará pasar apaciblemente su existencia, entre pesca de focas y la caza del gran oso blanco. A través de de ellos conoceremos el sencillo y simplista mundo  de esta antigua raza de hombres, un mundo que lleva inmutable e invariable desde el principio de los tiempos. No poseen leyes, ni códigos, ni prisiones, no los necesitan. Para ellos no existe la propiedad privada puesto que nada poseen. Todo lo que necesitan lo encuentran de forma inagotable en la naturaleza, dura naturaleza, que les rodea. Las relaciones entre estas gentes son sinceras y espontáneas y poseen una forma de hablar muy peculiar y divertida (en ninguna de sus conversaciones utilizan la palabra “yo” o “mío”, las sustituyen por “alguien” o “un hombre” o “una estúpida mujer”).
Todo parece fluir adecuadamente en el constante e imperturbable paso de las estaciones hasta que, ¿cómo no?, hace su aparición el hombre blanco para medir el frío y pesar el viento. Llegan en sus grandes barcos rompehielos trayendo consigo extrañas costumbres y extrañas leyes, fusiles, tabaco, agua de fuego, petróleo y el peculiar pensamiento de un solo Dios, en definitiva, la “civilización”.
¿Podrán convivir dos culturas tan diferentes? El encontronazo es inevitable. La forma de vida en los mares helados del Polo Norte se verá ya para siempre amenazada de muerte.
Una apasionante novela de aventuras altamente recomendable y una estupenda lección de vida.

Por cierto Hans Ruesch es también autor de un libro que ha sido perseguido y hasta prohibido en algunos países. La obra, The slaghter of the innocent, denuncia la crueldad, la mentira y los intereses económicos que están detrás de la vivisección. Las grandes farmacéuticas han presionado a las editoriales para que el libro no sea distribuido.

lunes, 11 de enero de 2010

UN MARIDO SIN VOCACIÓN -Enrique Jardiel Poncela

PROPUESTAS DE LECTURA (Reyes)

Como la propuesta que nos ha mandado Reyes es un texto muy cortito he aprovechado para incluirlo directamente en este post y que todos podamos acceder en seguida a la lectura. 
(Narración escrita por Enrique Jardiel Poncela sin utilizar la letra "e") 
Un otoño -muchos años atrás- cuando más olían las rosas y mayor sombra daban las acacias, un microbio muy conocido atacó, rudo y voraz, a Ramón Camomila: la furia matrimonial.
-¡Hay un matrimonio próximo, pollos! -advirtió como saludo a su amigo Manolo Romagoso cuando subían juntos al Casino y toparon con los camaradas más íntimos.
-¿Un matrimonio?
-Un matrimonio, sí -corroboró Ramón.
-¿Tuyo?
-Mío.
-¿Con una muchacha?
-¡Claro! ¿Iba a anunciar mi boda con un cazador furtivo?
- ¿Y cuándo ocurrirá la cosa?
-Lo ignoro.
-¿Cómo?
-No conozco aún a la novia. Ahora voy a buscarla...
Y Ramón Camomila salió como una bala a buscar novia por la ciudad.
A las dos horas conoció a Silvia, una chica algo rubia, algo baja, algo gorda, algo sosa, algo rica y algo idiota; hija única y suscriptora contumaz a La moda y laCasa (publicación para muchachas sin novio). 

Y al año, todos los amigos fuimos a la boda. ¡La boda! ¡Bah!... Una boda como todas las bodas: galas blancas, azahar por todos lados, alfombras, música sacra, bimbas, sonrisas, codazos, almohadón para hincar las rodillas los novios y para hincar las rodillas los padrinos; lunch, sandwichs duros como un fiscal... 

Al onzavo sandwich hubo una fuga súbita por la sacristía y un auto pasó raudo, y unos gritos brotaron:
-¡Adiós! ¡Adiós! ¡Vivan los novios! ¡Vivaaan!
Y los amigos cogimos otro sandwich -dozavo- y otra copita.
Y allí acabó la cosa. 

Mas, para Ramón Camomila, la cosa no había acabado allí... 

Al contrario: allí daba principio. 

Y al subir con su novia al auto fugitivo, vio claro, vio clarísimo: ni amaba a Silvia, ni notaba inclinación ninguna al matrimonio, ni sintió su alma con la vocación más mínima por construir un hogar dichoso.
-¡Soy un idiota! -murmuró Ramón-. No valgo para marido, y lo noto cuando ya soy ciudadano casado...
Y corroboró rabioso:
-¡Soy un idiota!
Silvia, arrinconada junto a Ramón, bajaba los ojos con rubor, y al bajar los ojos subía dos mil grados la rabia masculina.
-¡Dios mío! -gruñía Ramón mirándola-. ¡Casado! ¡Casado con una niña insulsa como unas natillas!... No hay ya salvación para mí..., ¡no la hay!
Incapaz para dominar su irritación, dirigió unas palabras durísimas a Silvia.
-¡Prohibido fingir rubor y mirar a la alfombra! -gritó.
(Silvia miró al parabrisas con infantil docilidad).
Y Ramón añadió para su sayo, alumbrado por una brusca solución:
-Voy a lograr su odio. Voy a obligarla a suplicar un divorcio rápido. Poco valgo si
no logro inspirarla asco con cuatro o cinco burradas a cual más disparatada...
Y tal solución tranquilizó mucho a su alma.
Por lo pronto, al subir a la fotografía (visita clásica tras una boda), Ramón hizo la burrada inicial. 
Un fotógrafo modoso y finísimo abordó a Ramón y a Silvia.
-Grupo nupcial, ¿no? -indagó.
-Sí -dijo Ramón.
Y añadió:
-Con una variación.
-¿Cuál?
-La sustitución más original vista hasta ahora... Novio por fotógrafo. Hoy hago yo la foto... ¡Viva la originalidad!
Y Ramón aproximó la máquina y advirtió al asombrado fotógrafo:
-¡Vamos! Coja por la mano a la novia y sonría con ilusión: La cara más alta... ¡Cuidado! ¡Así!... ¡Ya!
Ramón tiró la placa, y a continuación obligó al pago al fotógrafo; guardó los duros y salió con Silvia orondo y dichoso.
-¡Al auto! -mandó.
(Silvia ahora iba llorando)
-¡La cosa marcha! -susurró Ramón. 

Al otro día trasladaban sus organismos a Irún. (Lo clásico, asimismo, tras una boda.)
Ramón no quiso subir al vagón con Silvia.
-Yo viajo con los maquinistas -anunció-. Voy a la locomotora... ¡Hasta la vista!
Y subió a la locomotora, y ocupó su actividad ayudando a partir carbón. Al arribar a Irún había adquirido un magnífico color antracita. 

Ya allí, compró sus harapos a un sordomudo andrajoso, vistió los harapos y marchó a la fonda a buscar a Silvia.
Y tocado con las ropas andrajosas anduvo por Irún, acompañando a Silvia y cogido a su brazo mórbido y distinguido.
Nutrido público los miraba al pasar, asombrado.
Silvia sufría cada día más.
-¡La cosa marcha! ¡La cosa marcha! -murmuraba todavía Ramón. Pronto rogará Silvia un divorcio total. Sigamos las burradas. Sigamos con la droga antimatrimonial, multiplicando la dosis.
Ramón vistió a continuación sus fracs más maravillosos, y al pisar un salón, un dancing u otro lugar público acompañado por Silvia, imitaba a los criados, y con un paño al brazo acudía solícito a todas las llamadas. 

Una mañana pintó sus párpados con barniz rojo.  
Por fin lo trasladaron al manicomio. 

Y Ramón asistió a su propia dicha: su contrato matrimonial yacía roto y vivía imposibilitado para otra boda con otra Silvia...

viernes, 1 de enero de 2010

PARAÍSO INHABITADO - Ana María Matute


«Nací cuando mis padres ya no se querían», recuerda Adriana, mucho después de que todo haya sucedido. Por ello, la niña se crea un paraíso propio, poblado por amigos imaginarios y una familia de su elección.
Esta felicidad a medida se ve perturbada cuando Adriana debe iniciar el periplo escolar y entrar definitivamente en el mundo de los adultos, un entorno que le resulta ajeno cuando no hostil. Sin embargo, siempre queda un refugio bajo las relucientes estrellas escondidas en los cristales de la lámpara del salón.