VELANDO ARMAS (Libros de caballería) Caty y Manolito
Pasar la noche en vela es una costumbre que, al hilo de lo que
trataremos en este artículo, une a caballeros y lectores. Era norma entre los
caballeros pasar despiertos la noche antes de ser nombrados. Habiéndose confesado
el aspirante debía recogerse en nocturna soledad, amparado por el silencio y la
oscuridad de un recinto sagrado, para posteriormente, con los primero rayos de
sol, tomar un baño purificador y las nuevas vestiduras que le distinguen como
caballero. El lector, que roba horas a la noche en pos de la lectura, se
renueva y purifica con cada página que pasa en el sacro recinto del libro. Así
pues, el género de las novelas de caballería es el punto donde lector y
caballero, velan juntos las armas.
La caballería medieval fue un orden
paramilitar que surgió en la Europa cristiana en torno a los siglos IX y X,
siendo su momento de máximo esplendor el siglo XIII. Su nacimiento debe
vincularse al desarrollo de los antiguos milites
(guerreros) carolingios que poco a poco fueron consolidando un nuevo estatus
social gracias al progresivo aumento de su prestigio. En el siglo XIII el orden
de caballería era ya un grupo homogéneo y bien delimitado, con título
honorífico y conciencia de clase, una incipiente aristocracia laica que a la
vez tenía el beneplácito de la iglesia, la cual legitimó sus incursiones
bélicas gracias a la cruzada contra el infiel.
El orden de caballería fue adquiriendo un peso
decisivo en la sociedad feudal y creó una estructura y una reglamentación muy
rígidas, que deberían ser respetadas por todo aquel que hubiese sido armado
caballero. Se fue desarrollando todo un protocolo alrededor de este estamento,
como por ejemplo la ceremonia de investidura que estaría plagada de símbolos.
Los caballeros lucharán por su señor o por Dios, y en sus tierras desarrollarán
ejercicios preparatorios para la guerra como torneos, justas, cartas de batalla
o pasos de armas.
La defensa de la religión, la atención y protección de los más débiles,
la fidelidad al rey, el menosprecio a la muerte y el dolor, así como la
búsqueda del honor y la gloria conformarían el ideario caballeresco.
A fines del siglo XV, la caballería constituía ya un poderoso sistema
de creencias, pensamiento y visión del mundo en toda Europa, por lo que
rápidamente la literatura se hizo eco de la institución y de sus altos ideales,
apareciendo en un primer momento un género de clara finalidad didáctica
ejemplificado en obras como el Libro del
orden de caballería de Ramon Llull, textos con grandes dosis de realismo
destinados al adoctrinamiento del lector en relación a las prácticas, usos,
costumbres y normas de este estamento. Pronto el espíritu caballeresco como
pauta de conducta en forma de ideal se mezclará con la ficción apareciendo
entonces los llamados libros de
caballería.
Los libros de caballería constituirán un género literario que tendrá
una amplísima aceptación a fines del siglo XV y a lo largo la siguiente
centuria, en reinos como el de Castilla y Aragón, Portugal o Francia. Según los
investigadores el género sintetizará varias tradiciones previas: el folklore,
la tradición culta (materia de Bretaña y Arturo), la épica y los tratados
teóricos de re militari, de los que
hablamos antes. El género presentará motivos recurrentes como el hallazgo del
manuscrito en circunstancias extraordinarias o aparecer como una traducción de
un original en otra lengua, ambas circunstancias eran evidentemente falsas y
pretendían aportar autenticidad a la historia. Otro elemento común en el género
es el tratamiento en cada novela de tres bloques temáticos fundamentales: las
armas, el amor y la corte. Mostrando el caballero protagonista un saber estar
perfecto tanto en los amoríos e intrigas cortesanas como en las batallas. Los
episodios bélicos se estructuran, de forma repetitiva en tres fases: la causa,
el desarrollo y el desenlace; y la violencia será una constante en el
desarrollo de estos textos. El amor, el otro gran protagonista, reflejará de
forma novelada el amor cortesano, que antes habrían recitado los trovadores.
Los libros de caballería tendrán también un lugar reservado a la maravilla,
apareciendo acontecimientos con carácter
mágico adornando los distintos episodios.
Toda esta conjunción de elementos explica la gran acogida que tuvo el
género en muchos ámbitos de la sociedad, se sabe que fue especialmente
predilecto entre las lectoras de la época, y algunos estudios apuntan que la
autoría de algunos de los libros podría ser femenina.
Existe un buen número de libros de caballería conocidos, algunos formando
grandes ciclos y otros representados por una única obra. Tal vez uno de los más
destacados es el Amadís de Gaula
(escrito a mediados del siglo XV) y que
influirá notablemente en muchas de las obras posteriores del género, pues cabe
destacar que la originalidad no será la característica fundamental de este tipo
de literatura. Podemos hablar de otros títulos como Curial e Güelfa o, Florambel de Lucea., así como de ciclos muy conocidos como el de Belianís de Grecia o
el de Tristán de Leonís.
Hoy en Velando armas hemos
escogido un libro de caballería que siendo de los más conocidos se aleja a
veces de los cánones del género, la novela de Joanot Martorell Tirante el Blanco, publicada en Valencia
en torno a 1490. Tal es su calidad que es la única de las obras de caballería
que salvaría Cervantes de la famosa quema en su Ingenioso Hidalgo Don Quixote de la Mancha:
¡Válame
Dios, –dixo el cura dando una gran voz– ¡que aquí esté Tirante
el
Blanco! Dádmele acá, compadre, que hago cuenta que he hallado en él
un
tesoro de contento y una mina de passatiempos. Aquí está don
Quirieleysón
de Moltalván, valeroso cavallero, y su hermano Tomás de
Montalván
y el cavallero Fonseca, con la batalla que el valiente de Tirante
hizo
con el alano y las agudezas de la donzella Plazerdemivida, con los
amores
y embustes de la Viuda Reposada y la señora Emperatriz,
enamorada
de Ipólito, su escudero. Dígoos verdad, señor compadre, que
por
su estilo es este el mejor libro del mundo. Aquí comen los cavalleros y
duermen,
y mueren en sus camas y hazen testamento antes de su muerte,
con
estas cosas de que todos los demás libros d’este género carecen.
En esta obra realidad y ficción se entremezclan invitando al
lector a recorrer en una magnífica aventura, de la mano del caballero Tirante,
gran parte del Mediterráneo. La historia se inicia en Inglaterra, cuando
Tirante, al dirigirse a un torneo en honor del rey, visita al ermitaño
Guillermo de Varoic, quien le adoctrina sobre la caballería. Tirante marchará
después a Francia, Sicilia y Rodas, llegando a convertirse en jefe de los
ejércitos bizantinos, tras numerosas aventuras por el norte de África volverá a
la gran Constantinopla, donde se desposará con su amada Carmesina, hija del
emperador, llegando a convertirse en Príncipe del Imperio. Pero será en esos
preciosos momentos, cuando todo parece haberse concluido con éxito, cuando
Tirante, mostrando su naturaleza humana, caerá enfermo y morirá, lo que a su
vez llevará a la muerte por desconsuelo de su amada. Un final inesperado al
morir el gran caballero víctima de una simple enfermedad y no en el campo de
batalla, lo que le habría laureado con todos los honores de héroe, pero es ahí
donde radica la grandeza del personaje y la novela, en el realismo como
elemento de peso en la historia, de hecho en los diferentes libros de los que
se compone la obra, la lógica y no la fe o la magia es lo que permite salir
victorioso al protagonista, siendo la novela un compendio excelente de
estrategia militar.
El libro nos narrará las variadas hazañas bélicas del
protagonista, que se enfrentará con un nutrido grupo de enemigos, pero haciendo
honor al género, la historia de guerra irá paralela al relato de los amoríos de
los personajes de la corte y del mismo Tirante con la bella Carmesina, siendo
la sensualidad y el erotismo una característica constante a lo largo de la
obra, lo que ayuda sin duda a que el lector no llegue a aburrirse por la
retórica de algunos sus capítulos.
Nos encontramos pues con un libro escrito a fines del siglo
XV pero que tiene toda una serie de componentes que permiten que llegue a
nosotros tan vivo como en el momento de
su redacción. Para los más curiosos, además del disfrute de las aventuras del
protagonista, el libro permite una aproximación de carácter histórico muy
interesante, puesto que las descripciones de usos, costumbres, modas y
utillajes, así como de lugares y personajes de la época, son constantes en la
obra y nos permiten realizar un auténtico viaje en el tiempo, un viaje a través
del litoral mediterráneo medieval y renacentista ciertamente inspirador.
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