PROPUESTAS DE LECTORES (Sales)
Kafka Tamura se escapa de casa el día de su decimoquinto cumpleaños quizá huyendo de la maldición que le lanzó su padre, según la cual está predestinado cumplir el mismo destino de Edipo, es decir, matar a su padre y enamorarse de su madre. Con muy poco equipaje y la compañía de la voz de un chico llamado Cuervo, una especie de alter ego filósofo, emprenderá la huida lo más lejos posible de Tokio e irá a parar a un territorio casi irreal en que existe una fabulosa biblioteca regentada por dos extraños personajes que también guardan extraños secretos, la señora Saeki, un bellísima mujer atormentada y el joven Oshima, con una identidad sexual bastante compleja. El joven Kafka busca respuestas a un sinfín de interrogantes que pululan por su mente: ¿Por qué lo abandonó su madre de pequeño? ¿Por qué lo odia su padre? ¿Por qué tiene esos extraños sueños y despierta en sitios distintos de donde se durmió?
De otra parte tenemos a Nataka un hombre de sesenta y tantos que de pequeño sufrió un extraño trance durante una excursión infantil, a raíz del cual pierde la capacidad para leer y escribir y buena parte de su inteligencia. Esta pérdida le es compensada con el don de poder mantener conversaciones coherentes con los gatos (maravillosas conversaciones) y con el poder de predecir (…o quizás provocar?) algunos fenómenos meteorológicos muy peculiares. Nataka es una persona “simple” con una percepción del mundo un tanto peculiar, que se ve envuelto en un terrible asesinato y está por tanto obligado a huir de la ciudad y embarcarse en una extraña búsqueda, que lo llevará de forma inconsciente a inmiscuirse en la vida de Kafka.
Murakami nos sumerge en un mundo pleno de metáforas (la novela en sí misma es una gran metáfora) donde se puede hablar con los gatos, donde la melancolía puede aparecer en forma de lluvia de sardinas en una carretera gris, donde los logotipos de una marca de whisky y de pollo frito campan a sus anchas, donde hay un bosque con dos soldados perdidos desde la segunda guerra mundial y donde aparecen fantasmas de gente que aún no ha muerto. Un mundo de oscilaciones permanentes, entre lo real y lo onírico, entre lo fantástico y lo cotidiano, donde no se deben esperar explicaciones lógicas porque no las habrá, pues eres obligado a sumergirte en él y aceptarlo tal cual. Murakami posee una extraña cualidad, que es no dejarse atrapar por convencionalismos literarios y no intenta atar cabos a cualquier precio dando explicaciones poco creíbles (aunque las situaciones sean del todo disparatadas) y deja que sea el lector el que resuelva por sí mismo ciertos interrogantes que quedan inconclusos al final del libro, por lo que de nuevo nos obliga a ir más allá de lo que está escrito y dejarnos llevar.
Es sobre todo y más que nada una novela de personajes, de diálogos sencillos, de profundas reflexiones, de exploraciones interiores, contada de forma tremendamente amena con una original capacidad narrativa que demuestra un gran conocimiento del ser humano por parte del escritor.
Sólo puedo añadir que he quedado fas-ci-na-da por este autor y que amenazo con nuevos comentarios de sus libros.
3 comentarios:
Acabo de leer Tokio Blues, y solo puedo decir que me ha pasado como a ti, he quedado fascinada por Murakami, absolutamente prendada de sus palabras. La delicadeza, a veces en brutales escenas, de la que hace gala constante te hacen conectar tu mundo al suyo. La historia contada en Tokio Blues dista mucho del mundo onírico que tu describes, es sencillamente la mas aplastante realidad narrada por un estudiante de veinte años, sin embargo el trasfondo es el muy parecido: personajes llevados a su esencia, diálogos sencillos que contienen profundas reflexiones sobre la existencia, sobre los sentimientos, la soledad y el mundo que nos rodea, o que nos aprisiona a veces. Precioso.
Poco se puede añadir al comentario, excelente como siempre, de Sales. Extraordinario libro no sólo por lo que cuenta, también por cómo lo cuenta. El suspense de la investigación del incidente durante la guerra, los extravagantes diálogos con los gatos, las conversaciones con Oshima, Kafka en el corazón del bosque: un viaje alucinante. Pero con lo que más he disfrutado ha sido con el viaje de Nakata desde que lo recoge el camionero Hoshino. Como decimos por aquí "este Hoshino tiene tó el arte". En este libro con esos diálogos llenos de profundidad y cultura Hoshino pone el punto de vista del hombre sencillo sin estudios, un Sancho Panza que después de llevar unos días con Nakata ya no se sorprende de nada ¡Me rindo! dice y termina hablando con el Colonel Sanders, gustándole las bibliotecas, François Truffaut, Haydn y Beethoven, pensando que la vida es algo más que trabajar, ganar dinero y echar un clavo con la novia de turno.
Estupendo libro para releer pues abarca tanto que solo una lectura no es suficiente para profundizar en lo que propone.
Buscaremos más Murakami a ver si no "desaparece" de las estanterías de la biblioteca.
Con un poco de retraso pongo mi comentario sobre este magnífico libro.
Murakami demuestra una vez más no sólo su poder de observación, sino la facilidad con la que nos adentra en estas historias increiblemente fantásticas y al mismo tiempo increiblemente realistas.
Una historia llena de mensajes para el lector que tiene que saber ver siempre más allá de las simples palabras, una historia que una vez termina te sigue obligando a pensar y a valorar lo que has leido.
En este como en libros anteriores hace referencias continuas a la música y a la comida, así que se tienen que hacer varias pausas para aprender algo más de todo lo que no se puede oir o probar durante la lectura.
Escuché al Trío del Archiduque interpretándo a Beethoven y busqué entre otras palabras Udon (fideos).
Dos puntos a señalar en la novela que me han gustado bastante.
La frase simple de Nakata cuando nos transmite una gran verdad :"Las cosas que no hacen falta se olvidan enseguida", completamente a lo Sherlock, eliminar los conocimientos inútiles.
Hoshino y su transformación. Gracias a su viaje con Nakata empieza a apreciar y a valorar la música y el cine. En su vida se abre una gran ventana donde sólo había un pequeño agujero.
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