1º CICLO DE ÉPOCA DEL CLUB DE LA MANZANA

LA GRAN DEPRESIÓN AMERICANA

LECTURAS

17 de enero: De ratones y hombres de John Steinbeck
El Villorio de William Faulkner
¿Acaso no matan a los caballos? de Horace Mc Coy


Club Social de Aljarasol en Mairena del Aljarafe, Avda. de la Constitución a las 19:00.

domingo, 20 de febrero de 2011

CUENTO DE RAÚL

Carta (irremediablemente perdida hace años) de Elena Salgado a su íntima amiga Alicia Cánepa
 
Pergamino, 6 de febrero de 1958
 
Querida Alicia:
 
Todavía no entiendo por qué te fuiste a Mar del Plata con tus padres en vez de venirte conmigo a “La Perdicera” o si es que ellos te obligaron y ahora te tenés que embromar porque ya estarás de vuelta en Buenos Aires con el calor que hará allá, y yo aquí hecha una reina con toda la estancia para mi sola. No te digo que no me guste la playa pero será que vengo al campo desde chiquita y todo lo de aquí me gusta. Igual quisiera que estuvieras conmigo para que me ayudaras a pensar porque me parece que me voy a volver loca!
 
Te cuento: hay un muchacho que trabaja acá de toda la vida, que vos no te acordarás pero lo has visto otros años, pero no sé porque antes estaba poco aquí porque estaba más en la casa del puestero, que era el padre. Bueno; el padre se murió y ahora Goyo  (se llama Gregorio pero le dicen Goyo) está acá con los caballos.  Él es más grande que yo. Me debe llevar como cinco años porque creo que tiene veinte o veintiuno ¡y es tan buen mozo! Tiene el pelo negro, negro, pero tiene ojos azules. Yo creo que sale a los abuelos, que eran irlandeses y eran igual a él. Y tiene la cara bronceada por el sol porque está todo el día por ahí, al sol. Lo que no me gusta es que como usa siempre sombrero, cuando se lo saca le queda la mitad de la frente blanca y eso no me gusta. Igual que la vez pasada, que lo vi cuando se estaba lavando las axilas en la bomba de agua del patio de atrás, y como siempre está con la camisa con las mangas arremangadas, tiene los brazos tostados pero el pecho y la espalda blancos casi azulado de tan blanco ¡puaj! Pero si fuera mi novio yo lo haría tomar sol desnudo como dicen que se ve en las cintas francesas.¡ja,ja,ja!
 
Pero ahora, Alicita, estoy metida en un lío porque él se lo pasa mirándome con esa media sonrisa que me vuelve loca, pero no me dice nada porque no es de hablar mucho. Pero me mira todo el tiempo.
 
El otro día (anteayer, para ser más precisa) yo no podía dormir la siesta por el calor y me levanté a tomar agua de la bomba esa que te dije, la del patio de atrás, que el agua sale fresquita y es riquísima.  Bueno, yo estaba por servirme pero soy medio estúpida que no sé tomar del pico y no me había llevado un vaso de la cocina y pasó él cruzando para los galpones y me vio. Me preguntó si quería que me ensillara un caballo para pasear  pero le dije que no, y vino y se puso a bombearme el agua para que yo tomara con las manos . Yo estaba tan nerviosa que juntaba el agua con las manos pero no podía dejar de mirarlo ¡Ay, Alicia! Yo me quería morir ahí mismo y él no decía nada y me miraba y miraba cómo se me escurría el agua por los brazos y me mojaba el vestido y las piernas. Al final igual tomé un poco y le dije gracias pero él me dijo “sos linda vos, eh?” y me empujó despacito contra la pared y me quiso besar.
 
Yo le saqué la cara rápido, que después me arrepentí porque me hubiera gustado que me diera un beso que seguro que me lo daba con la boca abierta y la lengua todo eso. ¡Ay, mirá las cosas que te cuento! Bueno, che... para eso somos amigas íntimas, no? Ja, ja, ja! Al final resulta que como yo le saqué la cara él me empezó a besar el cuello  y yo no le decía nada, la verdad, porque me gustaba y aunque él estaba todo transpirado a mi no me daba asco.
Pero después me empezó a manosear toda y eso sí que no quise y encima que si me llegaba a ver mi hermano (Carlitos, el más chico, porque Pablo está en Buenos Aires) que siempre anda por ahí dando vueltas por todos lados, se iba a armar un desastre. Además que cuando me empezó a toquetear me desilusionó porque yo no sé si él gusta de mi en serio y además que aunque él a mi me guste, si llega a saber mi papá lo que pasó me mata y lo mata a él me parece.
 
Bueno; al final lo empujé y le dije que era un estúpido y me fui corriendo para la cocina, que no sé cómo hice porque las piernas me temblaban y él se fue caminando despacio para los galpones porque yo me quedé espiándolo desde la ventana de la cocina y él no me podía ver.
 
Ahora me quiero morir porque yo me arrepentí de decirle que era un estúpido pero tengo miedo de decírselo y que se crea que le estoy dando permiso para que me agarre otra vez. A lo mejor yo lo dejaría que me bese bien pero no que me manosee porque me hizo sentir sucia, como Victoria ¿te acordás? La chica inglesa del radioteatro que escuchamos, que caía en manos de los nazis pero ella se enamoraba del centinela pero que él no la amaba y solo quería divertirse ¡pobre! Bueno; a mi me pasa como a Victoria pero en mi propia vida real.
 
Me duele la mano de tanto escribirte. Me parece que es la carta más larga que escribí en mi vida. Te manda un beso grande, tu amiga del alma
 
Elena
 
Hace dos dias que llueve sin parar y como los caminos están intransitables no ha podido ir nadie al pueblo y no pude mandar todavía esta carta. Igual no pasó nada nuevo porque ahora cuando me lo cruzo a Goyo casi ni me mira y al final no sé si lo único que quería era darme un beso y no le importo nada. Así que ahora lo que quiero es irme de aquí pero hasta que no venga mi padre estoy en una prisión, como Victoria! Ja, ja, ja! Cómo me hacen falta tus sabios consejos!
 
 
 
 
 
                                                            2
 
Carta de Elena Salgado a su madre
 
 
Pergamino, 21 de julio de 1987
 
Querida mamá   :
 
No sabés lo que me cuesta escribirte mami. Hace dos días que llegué y todavía no hago más que dar vueltas y vueltas sin decirme a empezar con las cosas de Carlos. Venir a la estancia me hizo bien y mal. Las dos cosas. Por un lado, porque revivo tantos veranos pasados con mi Carlitos querido, que todavía no termino de creerme que sea verdad que se haya ido. Y menos con un accidente tan estúpido.
 
 No sé si los padres tenemos hijos preferidos. Supongo que un poco sí, pero no lo confesamos. Pero sí sé que uno tiene hermanos preferidos. Y no lo digo porque a Pablo no lo quiera; vos sabés que sí,  con toda el alma. Pero a veces ocho años es mucha diferencia y a él siempre lo ví como un hermano muy mayor. En cambio con Carlos era distinto. No digo que por dos añitos que le llevaba yo me sintiera un poco madre suya, pero me gustaba cuidarlo, tenerlo cerca y disfrutarlo, como un juguete mío, con lo delicado y amoroso que era...¡Ay, qué boba soy! Mirá a quién se lo estoy diciendo.
 
 ¡Y ahora me entero que era un  ratón guardatodo! Hay tantas cartas, cuadernos viejos (¿?) papeles y carpetas!
Espero juntar coraje y ponerme a ver, a leer y a ordenar todo esto. Supongo que algunas cosas las tiraré, otras me las quedaré de recuerdo (creo que a Carlos no le hubiera molestado) y algunas te las  dejaré en tu casa cuando vuelva a Buenos Aires.
 
Por cierto: mientras regreso, quiero que te vayas pensando la posibilidad de quedarte con nosotros. Al fin de cuentas ¿qué vas a hacer sola en ese piso tan grande en la Capital? Te aclaro que esto yo la lo hablé con Aníbal hace tiempo y él no tiene ningún problema. Al contrario. Sabés que te quiere muchísimo y las nenas ni hablar. Estarían más que felices con vos para malcriarlas jajaja!
 
Lo que no sé es cómo te sentís en Montevideo. Pero mirá: vos sabés que cuando lo destinaron a Aníbal a Uruguay, yo creí que me moriría de tristeza. Y ya ves cómo cambia uno. Hoy no te cambio Montevideo por la locura de BsAs ni soñando!
 
Bueno mami, decile a las nenas que les llevaré algo de regalo y que las adoro; y a Aníbal que digo yo que sé que está muy ocupado (pobre!) pero que no sea vago y me llame. Te mando un beso grande
 
 
Elena
                                                    3
 
 
Del Diario íntimo de Carlitos Salgado
 
 
6 de febrero de 1.958
 
“Si ese porquería de Goyo se cree que por lo que paso hoy a la siesta me tengo que aguantar callado sin hacer nada por miedo a que él diga algo, esta muy equivocado.  Lo que tengo es una rabia que lo mataría y lo voy a hacer echar. No se como, pero ese degenerado me las va a pagar.
A mi nunca me importó que el haraganeara en los galpones y hasta le estoy agradecido que me enseñó a fumar. Yo siempre creí que somos amigos pero el es grande y sabe que no me tiene que mostrar lo que no son cosas mías y que lo que hizo esta mal. ¿por qué tuvo que esperar a que yo lo encontrara en los galpones, que yo creía que estaba fumando y haraganeando como siempre, para desabrocharse la bragueta y sacar todo afuera? Yo tengo 13 años y no soy tan tarado como para no saber lo que estaba haciendo y si  se me saltaban las lágrimas no era por eso sino por la rabia, porque yo lo miraba fijo para que le diera vergüenza y a lo mejor el estúpido se pensaba que yo quería ver como le salía la leche esa de porquería y me llamaba despacito que me daba asco. Y además ¿para qué me llamaba si estaba tan contento con sus porquerías, eh? Pero yo me aguanté  firme porque a lo mejor él se creía que yo me iba a asustar y me iba a ir corriendo como una nena y le mostré que yo me iba cuando yo quería. El Goyo es una porquería y no sé que voy a hacer pero algo haré.
 
 
                                                      4
 
 
Carta de Carlos Salgado a Gregorio Cardenal
 
Buenos Aires, 19 de marzo de 1972
 
Goyo  :
 
Ya sabés que falleció el viejo. Pablo te habrá llamado me imagino, y lo habrás visto en el diario.
 
Te aviso que voy para allá. Arreglé con Pablo que me ocuparé de “La Perdicera” porque él solo y clavado en Buenos Aires como está,  ocupado con el campo de Cañuelas y con la Textil que no va muy bien, no puede atender también a la estancia. Por eso volví de Barcelona.
 
Mirá Goyo: hace como cuatro años que no piso el campo y ahora que tengo que volver un poco a la fuerza y que voy a estar mucho tiempo allí, no quiero volver al mismo infierno de siempre. Me gustaría que termines de entenderme de una buena vez. Me fui a Europa por eso y no quiero sufrir más ¿entendés?
 
Pero lo que quiero, Goyito, es que estemos bien y que entiendas que no podemos volver siempre a lo mismo, que hoy quiero y que mañana no quiero.  Yo te extrañé todo el tiempo y ya ves que para volver no me pongo en patroncito. Creo, de veras, que si te portás bien podemos... Bueno; no quiero escribir más. Ya hablaremos.  Llego a Pergamino el jueves de la próxima semana , a eso de las siete de la tarde.  Pero no quiero ir derecho a la estancia.  Reservame una habitación buena en la hostería Los Baguales, la de la ruta.  Y andá a esperarme ahí, así charlamos.
 
Espero que no seas sonso y  que me entiendas y que el jueves te quedes conmigo, así charlamos tranquilos. Disculpá la letra.
 
Carlos
 
PD: El jueves llevá esta carta con vos porque quiero que me la devuelvas. No te olvides.
  
 
                                                    5
 
 
Carta de Elena Salgado a su hermano Pablo
 
Pergamino, 23 de julio de 1987
 
Querido Pablo  :
 
Ya terminé de poner en orden todos los efectos personales de Carlitos.  Creeme que no ha sido fácil. Te lo digo porque además de la ropa, los relojes, las no sé cuántas camisas  y esas cosas, había  mucho papelerío, que fue lo peor.  Y porque me resultó bastante triste revisar cosa por cosa, pobre, y seleccionar y decidir qué guardaremos y qué tirar, como me encargaste. 
 
Como le dije a mami, me quedo con algunas cosas para mi y otras las guardo para llevárselas a ella.  Yo me iré para Montevideo lo antes posible. Total, sé que vos te vas mañana a Gualeguaychú y no se sabe cuándo volvés (no soy adivina; me lo dijo tu secretaria ayer por teléfono. Ya te habrá dicho que llamé). Así que cuando regreses, me hacés  una llamadita y yo me cruzo a BsAs a verte.  Y de paso te cuento cómo va el proyecto de que mami se quede conmigo en Montevideo. Creo que dirá que sí. Espero que me lo agradezcas algún dia, malo!
 
Aparte de todo esto, te quiero pedir algo muy especial y que desde ya te adelanto que no me podés negar. Se trata de algo muy, muy personal cuyas razones (te pido mil disculpas) no te puedo explicar. Mejor dicho: no quiero explicarte. Vos sabés que nunca te pedí nada, y no porque no seas generoso o comprensivo, sino porque nunca hizo falta. Pero siempre conté con vos. Y hoy cuento con vos para hacer esto, que sé que es delicado y que tiene que ver con las cosas que vos manejás. Tampoco pierdo de vista que lo que te pido tiene que ver con Explotaciones Agropecuarias Salgado de la que, al fin de cuentas, yo soy de alguna manera socia o lo que sea. Sabés que nunca me metí.
 
Resumiendo, lo que quiero es que sin preguntarme por qué, lo despidas a Goyo Cardenal. No sé qué le vas a decir ni me importa. No se trata de que haya robado ni nada de eso. Ni que me haya faltado el respeto. O sí, pero no tanto a mi, que sabría defenderme,  ni del alguna forma que te puedas imaginar ,ni de ningún modo que quiera explicarte ahora.  No sé. Ustedes ahí, en la oficina, saben cómo hacer esas cosas. Y como no te dejo ninguna alternativa (perdoname), te lo agradezco desde ahora.
 
Te mando un fuerte abrazo (pero fuerte, fuerte, eh?)
 
Elena
 
  
                                                              6
  
Carta de Explotaciones Agropecuarias Salgado SA a Gregorio Cardenal
 
Buenos Aires, 31 de julio de 1987
 
At: Sr.Gregorio Cardenal
 
De nuestra mayor consideración  :
Lamentamos informarle que la Dirección de esta empresa,  obligada por insalvables causas de fuerza mayor, ha decidido prescindir de sus servicios a partir del dia de la fecha.
 
Toda vez que tales causas no han sido óbice para que se practicara
sin mermas ni quita alguna la indemnización que corresponde a los años trabajados, nos sentimos eximidos de explicarlas.
 
Los haberes calculados están a su disposición a partir del dia de mañana, 1º de agosto del cte.año en nuestras oficinas. Así mismo, le serán reintegrados, en el mismo acto de su liquidación,  los gastos emergentes de su traslado a esta Capital para el cobro. .
 
Atentamente,p/ Explotaciones Agropecuarias Salgado S.A.I.C.y F
 
Aurelio Chávez
Departamento Contaduría y Personal.

1 comentarios:

Maria Luz dijo...

Otro relato impactante. Seis cartas que nos cuentan una historia terrible. Nos asomamos a una fecha concreta, 1958, algo que pudo pasar y algo que pasó. Elenita escapa por poco, Carlitos no tiene tanta suerte y queda marcado, su carta a Goyo es muy reveladora y su "accidente" parece sospechoso...Elena ha seguido adelante, su marido, sus hijas, Carlos intenta escapar pero no puede.
Una buena redacción en la que no falta ni sobra nada. Raul lo ha vuelto a hacer, ha acertado plenamente en la historia, en el recurso de las cartas, en el estilo de las mismas…
Queremos más.

Publicar un comentario

Este blog ha dado de alta la moderación de comentarios. Serán revisados por su administrador antes de publicarlos.