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miércoles, 26 de octubre de 2011

OPINIONES DE UN PAYASO de Heinrich Böll

En esta novela publicada en 1963, Heinrich Böll premio Nobel de Literatura en 1972, da voz a Hans Schnier, un payaso en horas bajas, alcohólico, arruinado, abandonado por su mujer y profundamente solo. Schnier reflexiona en primera persona acerca de su infancia, su familia y su relación con Marie, de  forma que el lector va descubriendo los motivos de su profundo pesar. A lo largo de un único día durante el cual no sale de su apartamento en Bonn, el protagonista se dedicará a telefonear a sus amigos y familiares para pedirles dinero, puesto que una lesión le impide trabajar. Las conversaciones telefónicas se suceden junto al relato de algunos episodios significativos de la vida de este payaso que “colecciona momentos” y posee una extraña facultad

5 comentarios:

Unknown dijo...

Este libro no puede dejarte indiferente, es algo que queda claro en cuanto Hans empieza a desmenuzar su pasado y su presente.
El libro no me gustó, de hecho le día una puntuación de 5 por la pena de tener que catearlo.
Pero es un libro que te hace pensar y que dió muchísimo juego durante la reunión.
Hans, de profesión payaso es un hombre egocentrísta que nos capaz de entender que todo el mundo no esté a su disposición, no le den la razón y para colmo conciban la vida de forma totalmente distinta a la que el quiere y pretende llevar.
La novela es una larga lista de quejas por el "maltrato" que sufre a manos de los demás, aunque desde mi perspectiva es algo totalmente diferente.
Ni él ni el resto de los personajes llegan a hacerse simpáticos. Unos como él por que centran todo en sus opiniones y otros por ser personas sin sustancia como la insulsa Marie, el amor de su vida.
El mejor personaje es sin duda Struder el hombre que le coge el teléfono en la Residencia donde vive su hermano Leo. Es el único que no lo conoce, el único que no se lo toma en serio y que al mismo tiempo es capaz de hacer comentarios jocososo pero realistas (una persona a la que no se tomaban en serio en la residencia).
La narración no es mala de hecho es quizás la mejor para indicar el tipo de hombre que es: egoista, despectivo, pero con la idea permanente de que siempre alguien al final saldrá en su ayuda, sin que importe como los ha tratado él. Un libro para debate.

Trinidad dijo...

Obra escrita por Heinrich Böll en 1963 en la que nos ofrece una historia que se desarrolla en los años posteriores al fin de la II G,M.
El personaje principal de la novela es Hans Schnier, payaso de profesión e hijo de una familia poseedora de una inmensa fortuna, pero carente de todos y cada uno de los valores necesarios, desde mi punto de vista, para ser personas íntegras.
El hecho de que Hans cuente con una sensibilidad nata para detectar las injusticias hace inevitable el choque con los miembros de su familia, salvo con su hermana con la que conecta desde que él tiene uso de razón. La marcha de su hermana como miembro de una de las organizaciones del gobierno nazi hace que para él su madre pase directamente a la esfera de la no existencia, quedando para él su hermana Henriette muy presente en su vida.
Hans podría haber escogido la opción fácil de “seguir la corriente” a su familia y a las relaciones poderosas de ésta, pero opta por ser “auténtico” a costa de ser ignorado en todos los aspectos. Su autenticidad le lleva a perder al amor de su vida por negarse a firmar un documento oficial que lo compromete a educar a los posibles hijos de ambos bajo los preceptos de la religión católica.
La novela resulta magnífica tanto desde el punto de vista de la narrativa como de la trama, y plantea una denuncia a una sociedad copartícipe del nazismo y convertida a un catolicismo de conveniencia por exigencias paganas. Heinrich Böll se sirve de esta denuncia para mostrarnos aspectos de una sociedad obsesionada por el poder, poseedora de una doble moral que la ha hecho carente de valores que la cimienten.

Puntuación: 8.

Sales dijo...

Este libro es más que nada una dura crítica del autor a aquellos nazis, responsables de tantos crímenes, que se “convirtieron” a la democracia y al catolicismo con pasmosa ligereza y total impunidad. El catolicismo supuso para los alemanes una forma de rechazo al protestantismo, tan ligado al régimen nazi.
Destacan en este libro tres tipos distintos de católicos: el que estuvo a favor del nazismo y que, después de la guerra, se jacta de su postura antihitleriana; el político oportunista que utiliza la religión para conseguir un alto puesto en la Democracia Cristiana; y el representante del clero que utiliza la charlatanería para disertar sobre la tan trillada pobreza de la iglesia cuando en realidad vive en la opulencia.
El personaje que se hace eco de esta crítica, el payaso, es un hombre excesivamente autocompasivo y extremadamente egoísta. Un hombre difícil, intratable en sus relaciones que, excusándose en su condición de artista, sólo pretende que los demás bailen al son que él quiera tocar. Es una persona obsesiva, incapaz de comprender algo tan sencillo como la voluntad ajena, incapaz de entender la posibilidad de que las cosas dejen de ser como él quiere y pasen a ser de otra manera, que renuncia a cualquier modo de vida fuera de la que lleva con su amada Marie ( una soberana mojigata extasiada de culpabilidad y poseída por una inexplicable y patética necesidad de respirar aires cristianos), que reduce su carrera a una maraña de cuestiones artísticas y que, en un generoso arrebato de romanticismo, decide automarginarse.
Sin embargo hay en él una inusitada coherencia entre su manera de pensar y su manera de actuar, en contrapunto a toda la hipocresía que desprenden casi todos los demás personajes de la historia, que hace él el personaje más digno y respetable de todos cuantos aparecen en ella, indistintamente de que sus acciones sean o no acertadas.
A pesar de la clara y poderosa prosa de este autor, que le hizo merecedor del premio Nobel, esta historia me ha parecido demasiado inactiva, algo deprimente y sobrecargada de reflexiones políticas y morales.
Puntuación: 6

Maria Luz dijo...

Desde pequeño Hans tiene la facultad de ver las cosas de manera distinta que los demás, de ver el lado incoherente de lo que le rodea y su manera de expresar ese desconcierto es plasmarlo en sus pantomimas de payaso. Si su talento fuera el de la literatura escribiría libros, si fuera músico compondría, si pintor..., etc. Es un artista y ve el mundo desde esa óptica. Su maldición es la de todos ellos: una personalidad egocéntrica. Y es que en ellos es lo normal, han de vaciarse para expresar lo que le está pidiendo su arte, les queda poco para dar y mucho vacio para volver a llenarlo. En ese aspecto Heinrich Böll describe muy bien la personalidad de Hans, muy lúcido a la hora de criticar la hipocresia, la mezquindad, el oportunismo de lo que le rodea y muy poco receptivo a las necesidades de la persona más cercana y a su manera querida, su novia Marie. De acuerdo que al ser una narración en primera persona solo tenemos un punto de vista y Hans pone a todos de vuelta y media pero es que cuando los demás intervienen, ya sea en diálogos pasados o presentes, ellos mismos se retratan y no desmerecen de los epítetos que les dedica nuestro buen Hans.
Marie es caso aparte, la medio monja se escapa con el payaso y durante unos años vive la vida bohemia y no lo pasa nada mal, viaja, rie, bebe, lo comparte todo con su novio y juega al parchís. No es mala vida sobre todo si la comparamos con la de las señoras casadas con buenos católicos, relegadas a parir niños católicos y a los cuartos posteriores de la casa. Pero Marie se acobarda, le da miedo la libertad que tiene junto al payaso y vuelve al redil para convertirse en la buena esposa de un buen católico, peor para ella.
Este libro lo leí hace tiempo y me ha gustado volver a leerlo, aunque con Heinrich Böll me pasa igual que con Grahan Greene o con John Le Carré, hay que tener ganas de pasar un mal rato, de que la lectura te deje mal sabor y un punto de congoja, pero a la vez te enseña bastantes cosas sobre la condición humana que, para que nos vamos a engañar, en muchos caso es de pena.
Muy bien escrito, muy recomendable.
Valoración: 7 puntos

mª carmen dijo...

Hans es un payaso que ha cometido la peor acción que un cómico puede cometer: provocar compasión. Joven, arruinado profesional, física, económicamente y como consecuencia de todo ello, emocionalmente. Nos lo cuenta en una narración donde descubre la hipocresía de los católicos y de la iglesia. Una tarde repasa su vida a través de llamadas telefónicas con sus conocidos, los motivos de su declive es debido a su incapacidad de aceptar las reglas que le impone la sociedad y muy importante la poca critica que se hace a sí mismo ya que es un egocéntrico.

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