La última vez que vi a Miguel Desvern o Deverne fue también la úlitma que lo vio su mujer, Luisa, lo cual no dejó de ser extraño y quizá injusto, ya que ella era eso, su mujer, y yo en cambio una desconocida.....Así comienza Los enamoramientos de Javier Marías.
María Dolz, la protagonista de esta novela, sólo supo su nombre «cuando apareció su foto en el periódico, apuñalado y medio descamisado y a punto de convertirse en un muerto, si es que no lo era ya para su propia conciencia ausente que nunca volvió a presentarse: lo último de lo que se debió de dar cuenta fue de que lo acuchillaban por confusión y sin causa».
2 comentarios:
Una historia bien escrita porque queda claro que el escritor domina el idioma.
Una historia sin historia.
Una trama que no necesitaba más de cincuenta páginas y en la que los personajes se pierden en disquisiciones filosóficas que nada tienen que ver con la trama.
Un asesino que no se considera tal, una mujer nunca satisfecha, un sinverguenza, una mujer que ha perdido y que vuelve a empezar.
Una historia que no deja huella.
Novela estructurada en cuatro partes donde en cada una de ellas Javier Marías nos va revelando a un ritmo pausado la evolución de María Dolz, la protagonista. Para mí en “Los enamoramientos” convergen dos libros en uno.
Por un lado nos encontramos una novela de amor con tintes detectivescos, narrada desde la exclusiva óptica de una Voyeur y mostrándonos sus imaginaciones previas a unos hechos que posteriormente cuenta. Hasta aquí todo bien, personalmente la historia en sí me ha gustado y no me ha decepcionado.
Por otro lado está la sarta de disertaciones filosóficas sobre la muerte imprevista, sobre el amor, sobre obras literarias… que por sí solas darían lugar a un considerable ensayo, pero que entremetidas en la trama e interrumpiendo la acción me han acabado distrayendo la mayoría de las veces.
No hay duda que Javier Marías escribe muy bien, pero tiene algo de retórico que no me ha conquistado. No obstante no es de los autores a los que no le voy dar más oportunidades, eso sí dejaré transcurrir un tiempo.
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