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martes, 28 de diciembre de 2010

LA CIUDAD DE LOS PRODIGIOS - Eduardo Mendoza


Onofre Bouvilla representante del ideario colectivo de las clases sociales más bajas: un joven de origen humilde que gracias a sus propios esfuerzos se convierte en uno de los hombres más ricos e influyentes no sólo de Cataluña sino de toda España. Un personaje sórdido y cruel, sin escrúpulos, que atesora poder y bienes gracias a sus maniobras inteligentes pero también salvajes.
La historia de Onofre Bouvilla estará fuertemente influida por la aparición en ella de tres mujeres. Una pitonisa le dirá que una le haría rico, otra le encumbraría y otra le haría feliz. Son estas tres mujeres las que directa o indirectamente aportarán a Onofre los instrumentos necesarios para ascender social y económicamente, las que influirán en su formación como personaje, las que crearán en torno a él un mundo completo y complejo.

7 comentarios:

Unknown dijo...

Recorrido histórico por los momentos vividos en la cataluña de finales del S.XIX y principios del S. XX. Nuestro protagonista, que empezamos a conocer cuando no es más que un chiquillo de trece años evoluciona tal y como le permiten las situaciones y los ambientes en los que va creciendo. Un ser amoral para el que todo vale si con eso consigue sus objetivos. El resto de los personajes en general existen para dar sustancia a su vida. Aún así no es un protagonista que se ame o se odie. Es el tipo de personaje del que quieres saber algo más, con el que te preocupas por lo que le pasará y con el que te alegras cuando sale airoso de una situación dificil. Este mismo sentimiento parecen vivir los que están a su alrededor.
Su visión del mundo resulta bastante pobre, debido seguramente a la necesida de medrar que tiene por encima de todo.
Su actitud no es criticable puesto que es la base de toda esta historia escrita una vez más con la maestría de la que es capaz Eduardo Mendoza.

Arturo dijo...

Una novela magníficamente documentada en lo histórico, narra la evolución de Onofre Bouvila en la Barcelona de principios del siglo XX; la novela se desarrolla entre las dos exposiciones universales, aportándonos una visión de esta Barcelona. Digo una visión porque todo en la novela gira en torno a la picaresca y la truanería, con reminiscencias mafiosas, en donde el conseguir el poder en base al dinero es el objetivo principal del protagonista.
De final abierto y algo pobre para la construcción de la novela, es en general una lectura muy buena.

Sales dijo...

Eduardo Mendoza se convirtió en uno de mis escritores españoles favoritos desde que leí su primera y, a mi entender, mejor novela hasta el momento La verdad sobre el caso Sabolta. En La ciudad de los prodigios vuelve a evocar una etapa de la historia de Barcelona, ciudad de sobra conocida por todos pero que en manos de este autor se convierte en un espacio casi mágico, repleta de asombrosos acontecimientos, plena de extraños prodigios, que crece y se expande entre las dos Exposiciones Universales que en ella tuvieron lugar y que se convierte en el gran escenario y marco espacial-temporal de las andanzas y vicisitudes de Onofre Bouvila, el otro gran personaje de la obra junto con la ciudad. Los dos crecen y evolucionan a la vez; las frases del inicio y del final de la novela muestran la dualidad de la ascensión y decadencia de ambos: la primera nos dice “El año en que Onofre Bouvila llegó a Barcelona la ciudad estaba en plena fiebre de renovación”; la última es: “Después la gente al hacer historia opinaba que en realidad el año que Onofre Bouvila desapareció de Barcelona la ciudad había entrado en franca decadencia”.
Onofre es un pícaro ambicioso que peregrina a la convulsa ciudad dispuesto a labrarse un jugoso porvenir y no duda en ningún momento en emplear cualquier medio para lograrlo: tima, embauca, especula, mata; cualquier método es bueno para conseguir el ascenso y el reconocimiento social que tanto ansía, quizás porque no quiere terminar como su padre, que emigró a Cuba en busca de fortuna y regresó de vacío. No posee escrúpulos, ni afectos, ni lealtades, todo vale con tal de que repercuta en su propio beneficio. Es en definitiva un auténtico canalla oportunista al que algunas veces odias, otras compadeces y a ratos envidias por su gran ingenio e inteligencia.
Con finísima ironía que a veces roza el sarcasmo, la fértil pluma de Mendoza nos presenta una ficticia narración histórica que refleja a las mil maravillas el mundo social y político de la Barcelona de la época desde un punto de vista popular y costumbrista, como un cuento increíble y al mismo tiempo real, mezcla de novela histórica, novela picaresca y relato mafioso. Magistral.

mª carmen dijo...

Corría el año 1887. Llega a la gran ciudad un joven campesino llamado Onofre, (que además esta arruinado) después de mucho rodar por el puerto y calles buscando trabajo en una ciudad llena de delincuencia, pobreza y enfermedades, termina en un grupo anarquista repartiendo panfletos entre los obreros que trabajan en la realización de la exposición que se celebraría al año siguiente y que transformo a la ciudad de Barcelona. En la pensión donde se aloja se enamora de la hija del dueño Delfina. En este libro, se ve el espectacular ascenso social de Bouvila, que lo llevará a convertirse, mediante métodos no muy apropiados, en uno de los hombres más ricos del país. La novela además de ser real tiene una fantasía increíble. Me ha costado continuar la lectura de esta novela. El momento histórico, el planteamiento y el lugar donde se desarrolla la acción son interesantes, pero después el relato se me ha hecho muy pesado.

margarita dijo...

La novela se centra en una Barcelona en pleno crecimiento gracias a las dos exposiciones universales 1888 y 1929 donde las diferencias de estatus social están claramente definidas.
Nos describe una época donde el estupro estaba a la orden del dia y la vida de Onofre, un adolescente sin un duro, capaz de convertirse en uno de los hombres más ricos del país
En cuanto a sus personajes, son todos unos seres despiadados, asesinos y maleantes sobre todo Onofre el protagonista, un hombre sin escrúpulos ni sentimientos, ni tan siquiera hacia su familia, capaz de todo con tal de enriquecerse.
Para mi gusto, Mendoza, aunque utiliza un lenguaje bastante cultivado se recrea demasiado describiéndolo todo para llegar a un final sin pena ni gloria.
Se me ha hecho muy pesada su lectura.

yeyi dijo...

¡Vaya personaje es Onofre Bouvila! A pesar de ser malvado cae bien al lector. Eso es mérito del magnífico Eduardo Mendoza, que sabe presentárnoslo desde que era un niño y consigue que nos vayamos encariñando con él a medida que evoluciona su vida e incluso que, a pesar del mal que genera a su paso, consiga triunfar en su vida. Posiblemente a los lectores nos resulten mucho más atractivos los personajes crueles. Tan solo en un momento concreto le desee lo peor a Onofre, fue cuando intencionadamente destruyó la felicidad de su hija amenazando a su novio con matarlo si seguía con ella, y lo hace sin motivo aparente, simplemente por hacer daño a todos los que le rodean.
No he podido evitar recordar a otro personaje cruel (aunque lo es al final de su vida) cinematográfico, Ciudadano Kane, hombres solitarios que han crecido sin amor y por tanto sin saber amar, y que van transformándose en seres poderosos pero también capaces de dañar y pudrir todo lo que tocan.
Un magnífico retrato de una época, de una ciudad, de una sociedad y sobre todo de un hombre miserable.

Trinidad dijo...

La ciudad de los prodigios ha sido mi primer contacto con el escritor Eduardo Mendoza. ¿Me ha cautivado?, no, y ha sido una lástima porque la predisposición con la que me enfrenté a su libro era totalmente la contraria.
No puedo negar su capacidad narrativa y su uso exquisito del lenguaje, pero la historia de los personajes y sobre todo la del protagonista no me han despertado ni el más mínimo interés.
¿Es necesario hacer tal alarde con el vocabulario para transmitir tan pocas emociones?. Porque desde mi punto de vista el autor con este libro pone de manifiesto la igualdad de la condición humana en las diferentes clases sociales cuando el objetivo es “el poder” (conseguirlo o mantenerlo).
Sí me ha resultado muy interesante la historia de Barcelona, el buen retrato que hace del pasado oscuro de la ciudad condal, de la se dice que es la Nueva York europea.
Esperaba más de esta lectura y quizás en eso ha radicado la decepción, no es bueno esperar nada, es mejor no tener expectativas.

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