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viernes, 2 de marzo de 2012

AGATHA CHRISTIE (Este mes en el Periódico de Mairena)

     CRÍMENES IMPERFECTOS. AGATHA CHRISTIE. (Sales y Marga)

La novela policíaca, también llamada novela detectivesca o novela policial, es una narrativa en la cual mediante la observación, el análisis y la deducción lógica aplicada a un hecho policial, se busca descubrir al autor de un delito y los móviles que pudo tener para cometerlo.
Nacida en el siglo XIX, la novela policial ha pasado por grandes evoluciones hasta llegar a nuestros días. En sus comienzos, el interés se centraba en el argumento y la trama se aclaraba mediante el método deductivo. Más tarde, el interés varió hacia  la explicación psicológica de los hechos y del comportamiento de los personajes. Ahora desde hace algunas décadas, el estilo se ha vuelto mucho más realista, los crímenes tienen razones más concretas y la trama mezcla intriga, violencia desmedida e innovaciones científicas.
Hay quien considera este tipo de literatura como un género menor, como una literatura de evasión nacida de la cultura de masas y que, por tanto, busca sólo entretener, distraer y divertir ¿Acaso combatir el aburrimiento no es uno de los principales fines de la narrativa?
La novela policial es un género apasionante. ¿Quién no ha perdido el sueño alguna noche tratando de descubrir a un escurridizo asesino? ¿Quién no se ha sorprendido o indignado con un final inesperado?
Raymond Chandler, uno de los grandes maestros del género, dijo: "Enseñadme un hombre o una mujer que no soporte las novelas de misterio y yo os enseñaré un tonto, un tonto mañoso quizá, pero un tonto al fin y al cabo"
Yo quiero reivindicar hoy desde estas páginas el valor indiscutible de este género, que tantos y tan buenos ratos me ha proporcionado a lo largo de mis muchos años de lecturas, rindiendo un pequeño homenaje a la más prolífera autora de este tipo de novela, la indiscutible "Reina del Misterio", mi admirada Agatha Christie.
Con Agatha Christie (1890- 1976) comenzó un reinado en el mundo del misterio y la intriga aún no ha encontrado heredero. Tras su aspecto de venerable anciana que aseguraba no soportar la violencia se escondía una incansable escritora que intrigó a medio mundo con un estilo sencillo y ligero. Publicó más de cien novelas y obras de teatro que aún hoy siguen siendo de lectura obligada para los amantes del género. Logró vender doscientos millones de ejemplares de sus obras, que fueron traducidas a 103 idiomas. Aún hoy en día, su editor, el mismo desde 1926, vende un millón de copias al año en todo el mundo, lo que la convierte en una de las novelistas más leída de todos los tiempos. Aunque su prosa no es excelsa, sabía cautivar al lector con los mejores recursos de la intriga, con la atención a los detalles, con el desafío lógico de un misterio por resolver, con la fascinación mórbida que el crimen ejerce sobre la mayoría de la gente, con la sorpresa de un final inesperado.
Recientemente un equipo de neorulingüistas británicos de las universidades de Londres, Birmingham y Warwick, usando avanzadas computadoras, realizaron un exhaustivo estudio de ochenta obras de la autora bajo el nombre de “Proyecto Agatha”. Los expertos llegaron a la conclusión de que quizás el rotundo éxito de la escritora radicaba en la utilización de ciertas frases y estilo que actúan en el cerebro creando altos niveles de serótinas y endorfinas que inducen al placer y a la satisfacción. El lenguaje utilizado estimula las actividades del cerebro y libera estas drogas neurológicas naturales haciendo de la lectura una experiencia satisfactoria. Descubrieron también que la escritora limitó al máximo su vocabulario inglés, lo que hace que los lectores no se distraigan y sigan concentrados en las pistas y en el argumento de la obra.
Sea como fuere y aparte de todo esto, lo cierto es que Christie se convirtió en una auténtica cronista de la sociedad inglesa a lo largo del siglo XX. Tuvo siempre buen cuidado en proporcionarnos puntuales detalles de las modas y costumbres de la época. La época victoriana parece prolongarse indefinidamente: damas con sombreritos de plumas, caballeros con el pelo engominado, viejas solteronas, coroneles retirados, doncellas, damas de compañía y elegantes mansiones enclavadas en medio de espectaculares jardines, donde abundan suculentos desayunos y platos exquisitos: “El asesinato de Rogelio Acroyd” “El pudding de Navidad” “Asesinato en la Vicaría” “El tren de las 4:50” “Un cadáver en la biblioteca”…
Aprovechó también su faceta de viajera incansable, acompañaba siempre a su segundo marido arqueólogo, para sacar partido de todos los lejanos lugares que visitó y convertirlos en exóticos escenarios de indescifrables crímenes: “Misterio en el Caribe” “Némesis” “Asesinato en Mesopotamia” “Muerte en el Nilo” “La venganza de Nofret” “Maldad bajo el sol”… 
Respecto a la trama de sus libros no es difícil suponer el esfuerzo que tuvo que hacer para procurarse nuevos argumentos, recursos y pistas para componer cientos de hechos delictivos que no confundan al lector recordándole otras anteriores y no caer en la repetición: venenos, armas de fuego, armas punzantes, estrangulamientos, ahorcamientos, suicidios, robos, chantajes, drogas, venganzas, celos, secretos de familia…
Personalmente me declaro una gran admiradora de esta gran Dama del Misterio y, aunque reconozco que el esquema básico de alguna de sus obras se repite, me maravillo ante el estudio psicológico que hace de sus personajes. El detective Hércules Poirot es un ejemplo de creación literaria, un ex policía belga con cabeza de huevo y engominados bigotes, protestón empedernido y enemigo de las costumbres británicas, sobre todo de la afición por el té, que con peculiares interrogatorios de orden y método establece y desbarata coartadas utilizando sus pequeñas células grises: “Diez Negritos” “Asesinato en el Orient Exprés” “Cinco cerditos”…
En contrapartida al orden y método de Poirot, crea otro de sus más conocidos protagonistas, la señorita Marple. Viejecita charlatana, inofensiva, siempre haciendo calceta, con unos extraños razonamientos que la llevan a averiguar la verdad del crimen por comparación de situaciones cotidianas y pequeños dramas acaecidos en Saint Mary Mead, pequeño pueblecito donde vive y de donde rara vez sale para solucionar el enigma: “El espejo se rajó de parte a parte” “Se anuncia un asesinato” “El truco de los espejos”…
Aunque hoy en día se considere a esta maestra del género policíaco un tanto anticuada en su forma de narrar, plantear y resolver situaciones, no cabe duda que siempre resulta interesante y divertida. En sus novelas no hay violencia gratuita, ni sexo, ni terror, es misterio puro y duro, nadie puede afirmar que se trata de relatos aburridos sino todo lo contario.

                                        

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