1º CICLO DE ÉPOCA DEL CLUB DE LA MANZANA

LA GRAN DEPRESIÓN AMERICANA

LECTURAS

17 de enero: De ratones y hombres de John Steinbeck
El Villorio de William Faulkner
¿Acaso no matan a los caballos? de Horace Mc Coy


Club Social de Aljarasol en Mairena del Aljarafe, Avda. de la Constitución a las 19:00.

jueves, 3 de mayo de 2012

VELANDO ARMAS (Este mes en el periódico de Mairena del Aljarafe)

VELANDO ARMAS (Libros de caballería)  Caty y Manolito

Pasar la noche en vela es una costumbre que, al hilo de lo que trataremos en este artículo, une a caballeros y lectores. Era norma entre los caballeros pasar despiertos la noche antes de ser nombrados. Habiéndose confesado el aspirante debía recogerse en nocturna soledad, amparado por el silencio y la oscuridad de un recinto sagrado, para posteriormente, con los primero rayos de sol, tomar un baño purificador y las nuevas vestiduras que le distinguen como caballero. El lector, que roba horas a la noche en pos de la lectura, se renueva y purifica con cada página que pasa en el sacro recinto del libro. Así pues, el género de las novelas de caballería es el punto donde lector y caballero, velan juntos las armas.
La caballería medieval fue un orden paramilitar que surgió en la Europa cristiana en torno a los siglos IX y X, siendo su momento de máximo esplendor el siglo XIII. Su nacimiento debe vincularse al desarrollo de los antiguos milites (guerreros) carolingios que poco a poco fueron consolidando un nuevo estatus social gracias al progresivo aumento de su prestigio. En el siglo XIII el orden de caballería era ya un grupo homogéneo y bien delimitado, con título honorífico y conciencia de clase, una incipiente aristocracia laica que a la vez tenía el beneplácito de la iglesia, la cual legitimó sus incursiones bélicas gracias a la cruzada contra el infiel.
El orden de caballería fue adquiriendo un peso decisivo en la sociedad feudal y creó una estructura y una reglamentación muy rígidas, que deberían ser respetadas por todo aquel que hubiese sido armado caballero. Se fue desarrollando todo un protocolo alrededor de este estamento, como por ejemplo la ceremonia de investidura que estaría plagada de símbolos. Los caballeros lucharán por su señor o por Dios, y en sus tierras desarrollarán ejercicios preparatorios para la guerra como torneos, justas, cartas de batalla o pasos de armas.
La defensa de la religión, la atención y protección de los más débiles, la fidelidad al rey, el menosprecio a la muerte y el dolor, así como la búsqueda del honor y la gloria conformarían el ideario caballeresco.
A fines del siglo XV, la caballería constituía ya un poderoso sistema de creencias, pensamiento y visión del mundo en toda Europa, por lo que rápidamente la literatura se hizo eco de la institución y de sus altos ideales, apareciendo en un primer momento un género de clara finalidad didáctica ejemplificado en obras como el Libro del orden de caballería de Ramon Llull, textos con grandes dosis de realismo destinados al adoctrinamiento del lector en relación a las prácticas, usos, costumbres y normas de este estamento. Pronto el espíritu caballeresco como pauta de conducta en forma de ideal se mezclará con la ficción apareciendo entonces los llamados libros de caballería.
Los libros de caballería constituirán un género literario que tendrá una amplísima aceptación a fines del siglo XV y a lo largo la siguiente centuria, en reinos como el de Castilla y Aragón, Portugal o Francia. Según los investigadores el género sintetizará varias tradiciones previas: el folklore, la tradición culta (materia de Bretaña y Arturo), la épica y los tratados teóricos de re militari, de los que hablamos antes. El género presentará motivos recurrentes como el hallazgo del manuscrito en circunstancias extraordinarias o aparecer como una traducción de un original en otra lengua, ambas circunstancias eran evidentemente falsas y pretendían aportar autenticidad a la historia. Otro elemento común en el género es el tratamiento en cada novela de tres bloques temáticos fundamentales: las armas, el amor y la corte. Mostrando el caballero protagonista un saber estar perfecto tanto en los amoríos e intrigas cortesanas como en las batallas. Los episodios bélicos se estructuran, de forma repetitiva en tres fases: la causa, el desarrollo y el desenlace; y la violencia será una constante en el desarrollo de estos textos. El amor, el otro gran protagonista, reflejará de forma novelada el amor cortesano, que antes habrían recitado los trovadores. Los libros de caballería tendrán también un lugar reservado a la maravilla, apareciendo acontecimientos con  carácter mágico adornando los distintos episodios.

Toda esta conjunción de elementos explica la gran acogida que tuvo el género en muchos ámbitos de la sociedad, se sabe que fue especialmente predilecto entre las lectoras de la época, y algunos estudios apuntan que la autoría de algunos de los libros podría ser femenina.

Existe un buen número de libros de caballería conocidos, algunos formando grandes ciclos y otros representados por una única obra. Tal vez uno de los más destacados es el Amadís de Gaula (escrito  a mediados del siglo XV) y que influirá notablemente en muchas de las obras posteriores del género, pues cabe destacar que la originalidad no será la característica fundamental de este tipo de literatura. Podemos hablar de otros títulos como Curial e Güelfa o, Florambel de Lucea., así como de ciclos  muy conocidos como el de Belianís de Grecia o el de Tristán de Leonís.

Hoy en Velando armas hemos escogido un libro de caballería que siendo de los más conocidos se aleja a veces de los cánones del género, la novela de Joanot Martorell Tirante el Blanco, publicada en Valencia en torno a 1490. Tal es su calidad que es la única de las obras de caballería que salvaría Cervantes de la famosa quema en su Ingenioso Hidalgo Don Quixote de la Mancha:

¡Válame Dios, –dixo el cura dando una gran voz– ¡que aquí esté Tirante
el Blanco! Dádmele acá, compadre, que hago cuenta que he hallado en él
un tesoro de contento y una mina de passatiempos. Aquí está don
Quirieleysón de Moltalván, valeroso cavallero, y su hermano Tomás de
Montalván y el cavallero Fonseca, con la batalla que el valiente de Tirante
hizo con el alano y las agudezas de la donzella Plazerdemivida, con los
amores y embustes de la Viuda Reposada y la señora Emperatriz,
enamorada de Ipólito, su escudero. Dígoos verdad, señor compadre, que
por su estilo es este el mejor libro del mundo. Aquí comen los cavalleros y
duermen, y mueren en sus camas y hazen testamento antes de su muerte,
con estas cosas de que todos los demás libros d’este género carecen.

En esta obra realidad y ficción se entremezclan invitando al lector a recorrer en una magnífica aventura, de la mano del caballero Tirante, gran parte del Mediterráneo. La historia se inicia en Inglaterra, cuando Tirante, al dirigirse a un torneo en honor del rey, visita al ermitaño Guillermo de Varoic, quien le adoctrina sobre la caballería. Tirante marchará después a Francia, Sicilia y Rodas, llegando a convertirse en jefe de los ejércitos bizantinos, tras numerosas aventuras por el norte de África volverá a la gran Constantinopla, donde se desposará con su amada Carmesina, hija del emperador, llegando a convertirse en Príncipe del Imperio. Pero será en esos preciosos momentos, cuando todo parece haberse concluido con éxito, cuando Tirante, mostrando su naturaleza humana, caerá enfermo y morirá, lo que a su vez llevará a la muerte por desconsuelo de su amada. Un final inesperado al morir el gran caballero víctima de una simple enfermedad y no en el campo de batalla, lo que le habría laureado con todos los honores de héroe, pero es ahí donde radica la grandeza del personaje y la novela, en el realismo como elemento de peso en la historia, de hecho en los diferentes libros de los que se compone la obra, la lógica y no la fe o la magia es lo que permite salir victorioso al protagonista, siendo la novela un compendio excelente de estrategia militar.
El libro nos narrará las variadas hazañas bélicas del protagonista, que se enfrentará con un nutrido grupo de enemigos, pero haciendo honor al género, la historia de guerra irá paralela al relato de los amoríos de los personajes de la corte y del mismo Tirante con la bella Carmesina, siendo la sensualidad y el erotismo una característica constante a lo largo de la obra, lo que ayuda sin duda a que el lector no llegue a aburrirse por la retórica de algunos sus capítulos.
Nos encontramos pues con un libro escrito a fines del siglo XV pero que tiene toda una serie de componentes que permiten que llegue a nosotros tan vivo como en el  momento de su redacción. Para los más curiosos, además del disfrute de las aventuras del protagonista, el libro permite una aproximación de carácter histórico muy interesante, puesto que las descripciones de usos, costumbres, modas y utillajes, así como de lugares y personajes de la época, son constantes en la obra y nos permiten realizar un auténtico viaje en el tiempo, un viaje a través del litoral mediterráneo medieval y renacentista ciertamente inspirador.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Este blog ha dado de alta la moderación de comentarios. Serán revisados por su administrador antes de publicarlos.